Luis Enrique optó por el equipo de gala, ese equipo que últimamente están consiguiendo, resultados muy buenos, el ejemplo más reciente, es el 0-8 del pasado fin de semana, en Córdoba.
El equipo de Luis Enrique salió mucho más enchufado al partido, arropados por su afición dejaron al Bayern sin respuesta durante los primeros quince minutos, Neuer salvó a su equipo con paradas de mucho mérito, y Guardiola reaccionó cambiando el dibujo de su equipo, pasó a un 4-4-2 con Rafinha como lateral derecho, Bernat lateral izquierdo, Boateng-Benatia centrales, y un centro del campo sin extremos puros, formado por Xabi Alonso, Lahm, Thiago, y Schwensteiger, con Müller y Lewandowski arriba. Con ese esquema, el Bayern mejoró y se hizo con la posesión, ya que fue la segunda vez en muchos años,que el Barsa perdía la posesión, la anterior vez, fue la temporada pasada, con Tata Martino al mando, y contra el Rayo Vallecano. El partido bajó, ese ritmo loco con que había empezado. Se llegó al minuto 77, con un Barsa que había sido superior, pero tan poco se podía decir que el empate fuera un resultado muy injusto. Hasta que apareció Leo Messi, recibió en la frontal y su zurdazo puso el 1-0 en el marcador. Los pupilos de Guardiola, se pusieron nerviosos y provocó que tres minutos más tarde, Messi marcara uno de los goles del año. El argentino encaró dentro del área a Boateng, con un recorte magistral dejó por los suelos al alemán. y con su pierna mala, tiró una vaselina que superó a Neuer. En tres minutos dos goles del mejor del mundo, pusieron la eliminatoria de cara a los culés, con un gol de otro planeta desesperó por completo al Bayern de Guardiola. Minutos después, Luis Enrique dió entrada a Rafinha, para que por primera vez, coincidieran en el campo como rivales, los hermanos Alcántara. Ya en el tiempo de descuento, con los alemanes volcados, los azulgranas salieron a la contra, Messi sirvió una asistencia, para redondear su noche, Neymar recibió y en el mano a mano puso el 3-0. En una noche increíble, el Barsa puso pie y medio en la final de Berlín, Messi dió a la razón a su antiguo entrenador que había dicho que no había defensa capaz de pararle. Esta vez, el alumno ganó al maestro.
Buen blog
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